Yani es natural del municipio Jagüey Grande, en la provincia de Matanzas, pero la necesidad de ubicación laboral después de graduarse de sociología, la llevaron a emplearse por corto tiempo, en Trabajo y Seguridad Social y posteriormente en la Estación Experimental Pastos y Forrajes - Indio Hatuey, del municipio Perico, donde aún continúa.
Hacia el año 2022 se inserta en el equipo que planifica y actualmente implementa, el proyecto de colaboración Ellas también producen: hacia la soberanía alimentaria y el liderazgo femenino en Cuba, que cuenta con fondos del Gobierno de Canadá a través de la ONG CARE.
En ese camino se enfrentó a diversos retos, entre ellos asumir, sin experiencia previa, la coordinación del equipo de trabajo del municipio Jovellanos y aprender la metodología de Gestión por Resultados. Pero ninguno es mayor que los cambios que tendría que vivir con relación a sus concepciones de género, recién madre de una niña y educada en un contexto de prejuicios y estereotipos sexistas, donde el menor se asocia a que las niñas visten de rosado y los varones de azul.
Hoy comenta que su vida es diferente, y cada vez mejor. Pensar enfocada a los resultados le enseñó que es preciso plantearse metas y trabajar sobre esa base. «No pensar cuantas cosas he hecho sino cuantas he logrado». La madurez y compromiso que muestra le permiten tomar decisiones con imparcialidad y ganarse el respeto del colectivo.
El proyecto ha influido positivamente en su vida familiar y de pareja, … «en la crianza de mi hija a la que visto y educo con todos los colores». En lo profesional ella identifica sus mayores cambios, … «tener una idea fija de hasta donde quiero llegar y que hacer para lograrlo. Anteriormente mis ideas vagaban. Hacía cosas al azar sin una dirección u objetivo».
«El más significativo de mis cambios es, que ya no me siento culpable por dejar a mi niña en el círculo para ir a trabajar. Tampoco me siento culpable porque mi esposo limpie la casa, haga la comida o lave la ropa. Anteriormente me sentía pésimo cuando estas cosas ocurrían».
Hoy, comprende la importancia de acceder a recursos que empoderan, por lo que obtuvo su licencia de conducción y se le suele ver manejando la moto con sidecar, proporcionada por el proyecto, aunque aún le cueste dejar en casa al padre copiloto que la acompaña.
Sin dudas una joven mujer, que no teme cambiar, y está abierta a desafiar los tiempos que corren.
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